lunes, 9 de enero de 2012

Huir o luchar, sólo una elección que puede ser muy cara.

Muchas personas dicen que el instinto es de animales, que los seres humanos tenemos la capacidad de decidir por nosotros mismos lo que debemos hacer; si, es cierto, tenemos esa capacidad entre muchas otras pero normalmente el instinto es la mejor opción porque expresa lo que realmente queremos y deseamos.

Cualquier animal en cualquier situación se guia por su instinto, huye o lucha. ¿Tú que vas a hacer? ¿Vas a huir de lo que deseas o luchar por ello?

Luchar, ese símbolo de fuerza. Luchar cuando todo esta perdido puede convertir una derrota en una victoria, puedes llegar lejos, muy lejos, más allá de donde te alcanza la imaginación.

¿Quieres huir? Adelante, pero luego no te arrepientas de tu decisión, no pienses en un "¿Qué hubiese pasado si...?" Porque fuiste tú el que decidió rendirse y vivir con la cabeza agachada.

En cambio, yo lucharé. Si pierdo tendré la seguridad de haber hecho lo correcto porque habré luchado con todas y cada una de mis fuerzas sin rendirme y cuando eso pase será porque moriré pero con la cabeza alta porque luche por lo que deseaba, ya sabes, es mejor morir de pie con la cabeza alta que vivir arrodillado.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Me equivoqué....



Hace tiempo dediqué una canción a la persona equivocada, hoy quiero dedicársela a la que de verdad la merece, a mi verdadera Alma Gemela. Que sí, que se dice que suele ser un hombre y una mujer que se aman, pues no. Aquí donde nos veis ella es la persona más parecida a mí, que cuando caiga se que estará ahí y que cuando ella caiga yo la ayudaré a ponerse en pie.

Gracias por todo de verdad, gracias por demostrarme que esas dos palabras si que existen aunque no tengan el significado que yo creía.

Te quiero Loimportanteslafruta.


viernes, 7 de octubre de 2011

Viva la sinceridad

Hoy ya he dicho lo que pensaba sobre ciertas cosas. Sobre mentiras y mas mentiras y dudo seriamente de que alguna vez dijese alguna verdad. La realidad es que él es como un camaleón, se camufla dependiendo de con quién se junte, dependiendo si estamos solos o acompañados. Dependiendo el momento él dice una cosa u otra y encima tiene el valor de mentirme a la cara, claro que ya no le puedo creer porque esta vez tengo pruebas.

Ahora entiendo miles de cosas, ahora entiendo esas cosas que decía. Dudo de quién es, de cómo es, de lo que sentía y de su supuesto pasado. Dudo que alguna vez haya querido a alguien. Y con alguien me incluyo a mí y a esa chica.

Ahora sé que se va a quedar solo y que me va a doler a mí más que a él, pero las cosas son así y la gente recibe lo que da. Si das mierda recibes mierda.



Lo mejor es que a partir de ahora sales de mi vida sin billete de vuelta.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Primero caes, pero seguido te levantas.

He aprendido a base de caidas, de golpes, de dolor pero aprendí a superar baches que muchos no podrían. Aprendí a levantar tras una caída y mirar a los que me tiraron a la cara con la cabeza bien alta y darles un pequeño empujón y si no caen hoy ya caerán, que donde las dan las toman.

Creía que las personas eran buenas, pero luego miré mi espalda y tenía quince puñaladas, una por cada uno de ellos. Caí lentamente, dolorosamente... intenté quitarlas y conseguí sacar catorce que sangraron pero aún podía vivir. Entonces, intenté sacar la décimoquinta, sólo la moví un poco, dos milímetros y sangró más que ninguna, dolía demasiado... luché por quitarla pero estaba demasiado clavada, entonces sin quererlo la hundí aún más entre mis órganos, atravesó algunos importantes y pasó mucho tiempo....

Un día, cuando estaba ya incrustada en mi piel, en mi cuerpo, cuando ya era una parte más de mí aparecieron tres personas y entre las tres tiraron suavemente, curando cada milimetro de la herida que empezaba a sangrar. La hemorragia paró, los órganos seguían heridos y sus cicatrices cada día se notaban menos, pero de vez en cuando la herída se abría...

Ésta pequeña protagonista, al cicatrizar, juró que miraría siempre su espalda y cuidaría la de esas personas que la salvaron. Después de cuatro años, casi cinco, la herida sanó del todo gracias a otra persona que se preocupó, no por las heridas, sino por las cicatrices psicológicas. Trás seis meses hablando, riendo y formando una amistad hizo cirugía estética en las cicatrices y desaparecieron para siempre.

La espalda, sigue con cicatrices pero siempre cumplirá su promesa. Sólo hay quince, y moriré con quince.

Gracias a esas cuatro personas que no hace falta ni nombrar, ellos saben quienes son.